Llamamos Mester de Clerecía a un
conjunto de obras literarias de carácter erudito cuyas primeras manifestaciones
se dieron en el siglo XIII y continuaron a lo largo del siglo XIV.
La palabra “mester” deriva de
“ministerium”, y significa oficio. Pero, en contraste con el oficio de
juglares, este va a ser oficio de clérigos, que en sentido estricto se refiere
a los sacerdotes y religiosos, pero aquí adopta el sentido amplio de hombre
caracterizado por su saber intelectual.
Es sabido que en la Alta Edad
Media el saber se refugia en los monasterios, con sus bibliotecas y
scriptorios. Pero el clérigo también pone su saber al servicio del pueblo,
mediante la predicación y la escritura, además de la enseñanza.
El latín fue la lengua propia de
la clerecía hasta el siglo XIII, pero la lengua romance había madurado en los
siglos XI y XII , en parte gracias al mester de juglaría. A imitación de los
juglares, algunos clérigos inician una poesía de intención culta, de fin
didáctico. Es una poesía ceñida a la autoridad, a la letra escrita:
Año y medio sovo en la ermitañía
Dizlo la scriptura, ca yo non lo sabía
Quando non lo leyesse decir non lo querría.
(Berceo)
Los autores sienten con orgullo
esta superioridad de su fidelidad a la letra:
Mester trago fermoso, non es de joglaría
Mester es sen pecado, ca es de clerezía
(Libro de Alexandre)
Sin embargo, a veces el clérigo
se sentirá también juglar y dirá de su trabajo:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.
(Berceo)
El mester de clerecía trata temas
religiosos y también seculares. Con frecuencia se inspira en la literatura y la
historia clásicas. Su objetivo es poner “en román paladino”, historias escritas
en latín, aunque no traduce, sino que crea a partir de textos latinos.
Es esencial al arte de clerecía
la utilización de un riguroso isosilabismo y de una estrofa fija en número de
versos y de rima. Ellos lo llaman
Fablar curso rimado por la cuaderna vía
A sílabas cuntadas, ca es gran maestría.
(Libro de Alexandre)
Los versos son alejandrinos (nombre que
procede de su empleo en la obra más conocida de la clerecía francesa, el Roman d’Aleixandre),divididos por una
cesura en dos hemistiquios de 7 sílabas; se trata de una forma métrica muy
equilibrada, especialmente apta para el carácter narrativo y didáctico de las
obras, pues posee la amplitud suficiente para que el autor pueda desarrollar su
narración y sus comentarios.
De forma excepcional el mester de
clerecía utiliza también versos de 7 y 8 sílabas.
GONZALO DE BERCEO
Se trata del primer poeta español
cuyo nombre conozcamos. Nació a finales del siglo XII en la aldea de Berceo,
diócesis de Calahorra, en la Rioja, donde está la cuna de la lengua castellana.
Se educó en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla, donde vivió
como clérigo secular.
En sant Millán criado, en la su merçed
seo.
Debió de morir bastante viejo.
Por escrituras notariales sabemos que vivía aún en 1264.Los que hemos pasado
por San Millán de Suso, podemos imaginar a Berceo escribiendo en su
“portaleio”:
De esta santa
virgen romanzar su dictado…
Berceo no inventa, divulga,
vulgariza. Hace alusión al libro que toma como modelo, no oculta que traduce.
A veces confiesa que ignora un dato que
el libro no le da, o que se lee mal:
El nombre de la madre decir non lo sabría
Commo non fue scripto non lo devinaría…
Ca era mala letra,
en cerrado latino
Entender non lo pudi…
De qual guisa salió decir non lo sabría
Ca fallesció el libro en que lo aprendía
Perdiose un quaderno, mas non por culpa mía
Escribir a ventura sería gran folía…
La falta de originalidad temática
no rebaja la personalidad de Berceo como poeta, ya que sabe modificar el texto
adaptándolo al pueblo sencillo que le escucha: gentes del entorno, peregrinos a
Santo Domingo, amigos, monjes, parroquianos…Berceo se propone dar sabor de cosa
próxima y vivida a lo que cuenta. Se esfuerza por ser gráfico y familiar. Hace
comparaciones con la vida de los labriegos y artesanos; cita refranes,
utensilios domésticos, modos de hablar…
Yo
la vi, asy vea la faz del Criador…
…Commo por mis oreias las oí yo tanner
Su presencia física es constante:
él es el recitador que mantiene la atenc ión de todos:
Cambiemos la materia, en otro son cantemos…
A veces supone a sus oyentes
impresionados, o cansados:
…su muerte non vos duela, ca bien la
merescía
Non
querré, si podiere, la razón alongar
Ca vos
avriedes tedio, io podríe pecar
Todas estas llamadas al oyente
nos revelan la fusión entre clerecía y juglaría.
Su incomparable acierto es
encontrar la palabra precisa y ponerla, limpiamente, en el lugar adecuado. Sus
comparaciones y metáforas son bellísimas
Reýna de los cielos, madre del
pan de trigo…
Derramáronse todos como una
neblina…
Más blancas que las nieves que no
son coçeadas…
Gracias Magdalena, por compartir tu buen hacer
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