En un siglo en que Inglaterra crea el teatro isabelino y
Francia la Comèdie Nationale, España crea también su teatro nacional del siglo
de Oro. Y si los nombres de Shakespeare y Molière se hacen universales,
también Félix Lope de Vega es llamado
con justicia “Fénix de los ingenios” y creador del teatro español moderno.
El teatro medieval nace en las Iglesias, como
representaciones litúrgicas o paralitúrgicas. Lope de Rueda lo seculariza y
hace de él una diversión popular. Se crean los “corrales” y las compañías
teatrales como nos cuenta Agustín e Rojas en su “Viaje entretenido” .Los
colegios de jesuitas utilizan el teatro como medio educador, imitando a los
clásicos. Y con Lope de Vega se establecen sus bases y estalla su éxito como
diversión y educación de todas las clases sociales.
De Molière se conservan unas 15 comedias y ballets. De
Shakespeare 32 entre comedias y tragedias. De Lope se conservan más de 400 obras teatrales, además de sus poesías,
novelas y poemas épicos. ¡Y las que se
habrán perdido!, pues el autor pierde sus derechos al vender su obra al
director de una compañía, y con frecuencia sólo queda el original manuscrito. Muchas
obras probablemente ni siquiera llegarían a la imprenta. Por esto, y por su
agitada vida, fue llamado Lope monstruo
de la naturaleza. Su facilidad para la versificación y la composición, su
imaginación portentosa, su oficio de escritor hacen de él un verdadero
prodigio. Ya dijo él de sí mismo que con frecuencia sus comedias “en horas veinticuatro/ pasaron de las musas
al teatro”.
Nacido en Madrid en el último tercio del siglo XVI, en 1562,
Lope de Vega vivió una vida familiar y amorosa agitada .Estudió con los
jesuitas. Expulsado de Madrid por haber seducido a Elena Osorio, hija de un
empresario teatral, escribió en su madurez La
Dorotea recordando estos amores. Rapta a Isabel de Urbina y se la lleva
a Valencia. La abandona para embarcarse
en aventuras militares. Vuelve a Madrid y se casa con Juana de Guardo, mientras
tiene un amorío con la actriz Micaela de Luján. Se ordena sacerdote y convive
con Marta de Nevares, a la que cuida con devoción en su enfermedad. De estos amores tiene varios
hijos que viven con él en su casa madrileña. De ellos, Marcela se hace monja, y
otra huye con un amante; muere niño su pequeño Carlos Félix. Entretanto, él
sirve al Duque de Sessa, su protector, y escribe, escribe su ingente obra que
le da una inmensa fama. Cualquier obra de Lope es reputada buena. Su muerte en 1635 es sentida de manera extraordinaria
por el pueblo de Madrid.
Para conocer el pensamiento de Lope de Vega acerca del teatro
es imprescindible acercarse a su escrito doctrinal “Arte Nuevo de hacer
comedias”. Hay que advertir que “comedia” es la forma de llamar a cualquier
obra teatral, tragedia, drama o comedia. El Arte Nuevo fue escrito en un día para ser leído por
el autor ante los intelectuales que se
reunían en la Academia de Madrid en 1609. Está formado por 389
endecasílabos blancos (sin rima), con la excepción de algunos pareados.
En esta curiosa forma escribió Lope de Vega la justificación de su teatro. Él
escribe para la gente, ya que “pues las
paga el vulgo, es justo/ hablarle en necio para darle gusto “.
Tras la captatio benevolentiae, Lope hace una demostración de
erudición. Él no ignora las normas de Aristóteles, pero no las cumple porque no
quiere. Mezcla lo trágico y lo cómico, porque “ejemplo nos da naturaleza, que
por tal variedad tiene belleza”. Divide la comedia en tres actos, y procura que
el desenlace sea tardío y sorprendente. Hay que mantener el interés hasta el
fin para eludir la cólera del español
sentado. Hace un planteamiento, desarrollo y conclusión. Trata temas
múltiples, pero los que prefiere la
gente son los de amor y honor.
Procura adecuar el lenguaje a cada carácter (decoro). Utiliza
la métrica de una forma pensada (las
décimas para quejas, el soneto para los que aguardan, las relaciones piden los
romances…etc.).Procura que los tiempos transcurran entre los actos, y que
no haya más de dos acciones. Quiere buenos actores y apropiados escenarios y
vestuarios .Gusta mucho la mujer vestida de varón. Conviene engañar con la
verdad y picar sin odio. En fin, toda una teoría teatral expuesta con la sencilla autoridad que
le da su éxito.
El teatro se va a convertir en el gran educador del pueblo,
así como su principal diversión. Existen también los teatros cortesanos, como
el del Buen Retiro incluso las grandes representaciones al aire libre, como la
famosa naumaquia del Retiro, o la representación de “La gloria de Niquea” del
Propio Lope en Aranjuez.. Sin embargo, los nobles y el mismo Rey acuden a los
corrales. Los principales estaban en Madrid, Sevilla, Alcalá de Henares, Valladolid,
Zaragoza, Valencia y Barcelona. En Madrid estaban el Corral del Príncipe o de
la Pacheca y el de la Cruz. Se trataba de patios de vecindad adaptados para la representación con un
escenario y puertas y balcón corrido
para la representación. El público asiste de pie, aunque también hay bancos y taburetes en torno al escenario.
Las mujeres abarrotan la cazuela, los
clérigos e intelectuales la tertulia, y los nobles y gente acomodada alquila
los balcones. La representación se hace con luz de día, e incluye loa,
entremeses y jácaras. Tiene un indudable parecido con los teatros ingleses que
nos describe Shakespeare (la O de madera…). Sus ganancias se dedican a los
Hospitales.
Resulta difícil clasificar la ingente obra de Lope de Vega.
Generalmente se ha hecho la clasificación por temas: comedias religiosas, como
La hermosa Esther, o La buena guarda mitológicas, como El laberinto de Creta
vidas de santos, como la de San Isidro Labrador. Autos sacramentales, como El
hijo pródigo…etc. Ente sus tragedias destaca “El castigo sin venganza”, con un
tema de incesto. Entre sus dramas “El caballero de Olmedo” basado en un
asesinato que sucedió efectivamente y que dio lugar a un cantar popular “Que de noche le mataron /al caballero/la
gala de Medina/ la flor de Olmedo”. Fiel a su sentido teatral, Lope
introduce el elemento amoroso y la presencia celestinesca.
La mayor parte de sus obras pueden clasificarse como “de capa
y espada”. Son historias de amor y de honor ciudadanas, como “La dama boba” o
“El perro del hortelano”,”La moza del cántaro”, “La villana de Vallecas “El
acero de Madrid”, etc.
Pero quizá las que le han dado mayor fama son las que se
refieren al honor, concretamente el honor de los villanos, atropellado por un
noble y restaurado por el Rey. Éste aparece así como el gran defensor del
pueblo frente a los abusos de la aristocracia. A este tipo pertenecen
“Peribáñez y el Comendador de Ocaña” “Fuenteovejuna “El villano en su rincón” y
“El mejor alcalde, el Rey”. Me detendré un momento en la primera de estas
obras, “Per Ibáñez…”. Ya el nombre nos indica que se trata de un villano, en
este caso un labrador rico, dueño de tierras en Ocaña, con buena casa de labor
y criados. La obra comienza con la alegre boda de Peribáñez y Casilda. Todo el
pueblo se ha reunido, cantan y bailan y los desposados se dirigen el uno a los
otros rústicos elogios enamorados.
El comendador de Ocaña irrumpe en la fiesta herido de asta de
toro. Casilda lo atiende, y el Comendador la desea. Ante su rechazo, El
Comendador arbitra enviar a Peribáñez al frente de un grupo de hombres a la
defensa de Ciudad Real. Esa noche, intenta disfrazado seducir a Casilda que le
responde “más quiero yo a Períbañez/ con
su capa a la pardilla/ que al Comendador de Ocaña/ con la suya guarnecida”.En
fin, vuelve Per Ibáñez y mata al Comendador. Acuden marido y mujer ante el Rey,
y oída su historia, ésta da por bien aplicada la muerte, pues también los
villanos tienen honor que defender.
Lope de Vega es gran creador de tipos, no muy
individualizados: la dama, el galán, el viejo, el gracioso…Pocos personajes
destacan de manera individual; más bien responden a tipologías: el noble
arbitrario, el labrador honrado, la dama ingeniosa y enamorada, etc. Sin
embargo, la gran habilidad creadora de
Lope de Vega sabe desacartonar a los personajes, darles verdad y profunda
humanidad. Especial interés tiene su figura del gracioso, verdadera contrafigura
del galán, amigo y consejero de éste, al que ayuda con picardía e ingenio.
Especialmente destacable es su naturalidad en el lenguaje, su
facilidad versificadora, nunca ripiosa, siempre sencilla y elegante. Utiliza
con frecuencia la lírica popular, a la que sabe dar gran naturalidad: (Naranjitas me tira la niña/ en Valencia por
la Navidad…) (En las mañanitas/ del mes de Mayo/ cantan los ruiseñores/ retumba
el campo).
También es notable en Lope su capacidad para ir creando la
obra a partir de un sencillo núcleo, desarrollándola con veracidad y
coherencia, manteniendo la intriga hasta el final, e introduciendo golpes de
efecto.
La influencia de Lope de Vega ha sido inmensa en el teatro
español. Tuvo muchos continuadores de lo que se podría llamar su escuela: Ruiz
de Alarcón, de origen mexicano, autor de obras algo más rígidas, como “La
verdad sospechosa”; Guillén de Castro” El vergonzoso en palacio “Las mocedades
del Cid”; Mira de Amezcua y su “El esclavo del demonio”; Vélez de Guevara y su
“Reinar después de morir” y muchos más, incluyendo al gran Cervantes (fracasado
en el teatro en los mismos años del
triunfo de Lope) Tirso de Molina e incluso a Calderón de la Barca, el cual con
su gran personalidad va a iniciar una nueva etapa más ideológica y barroca en
el teatro español.